
En el Valle de Escombreras, a poco más de 15 kilómetros de la milenaria ciudad de Cartagena, se extienden más de 250 hectáreas que albergan una de las refinerías y centros industriales más avanzados de Europa.
La historia de Repsol en Cartagena se remonta a finales de los años cuarenta del pasado siglo. En esta década el Ministerio de Industria eligió a la ciudad murciana para albergar la primera refinería de petróleo de la península, debido a la suavidad del terreno, el abrigo natural del puerto de carga y descarga gracias a las montañas, y el enclave único donde convergen las rutas del Estrecho de Gibraltar y el Canal de Suez.
La construcción del complejo petroquímico de Cartagena fue todo un hito, con seis muelles de carga y una capacidad de destilación de 1,2 millones de crudo al año y 270.000 de capacidad de almacenamiento. Con la producción de la planta de Escombreras, España podía cubrir la totalidad de su consumo de combustibles, fuelóleo y gasóleo, y de cerca del 70% del consumo de gasolina. En 1957 se inauguraba una central térmica anexa, que producía 2.000 millones de kilovatios hora anuales, un 15% del total nacional.
RENOVACIÓN Y MEDIOAMBIENTE
Además del impacto industrial, la puesta en marcha de la refinería y sus sucesivas ampliaciones supusieron una auténtica revolución demográfica y social para Cartagena. El cénit del complejo se produce a principios de los años 70, cuando llega a destilar 10,7 millones de crudo. Tras la crisis del petróleo de finales de los setenta, se produce un nuevo panorama en el que se disminuye la capacidad de destilación, pero finalmente, el complejo de Cartagena capea el temporal y continúa adelante sin demasiadas dificultades.
La última etapa de este centro industrial la marca la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, creándose el grupo Repsol, un conglomerado de compañías de propiedad mayoritariamente estatal. En los años 90, gracias a la mejor situación económica, los esfuerzos de la compañía se centran en financiar proyectos medioambientales, de prevención de riesgos laborales y de formación. Hace escasos años concluía el proyecto C10, en el que el complejo industrial afrontaba la renovación más ambiciosa hasta la fecha. En palabras de Juan Antonio Carrillo, director de Repsol Cartagena, “el proyecto C10 es la ampliación que convirtió a la Refinería de Cartagena en lo que es hoy, un complejo industrial orientado a la excelencia de todas las actividades que realizamos. Esto nos ha permitido, además, contar en la actualidad con 1.700 profesionales, de los que 38 son ingenieros industriales”.