
Nacido en Santiago de Compostela, Manuel eligió la Ingeniería Industrial por tratarse de una carrera con unos estudios muy amplios que abarcan toda la técnica. Estudió en Bilbao, en la Universidad del País Vasco.
Tras finalizar la licenciatura, realizó las Milicias Universitarias en Madrid y, después, pasó diez años en GHESA Ingeniería y Tecnología (antes Gibbs & Hill Española), primero como ingeniero de proyectos y, más tarde, como director de proyectos industriales, un cargo que le permitió pasar un período en la sede neoyorquina de esta empresa.
Después, explica, “tuve la oportunidad de formar parte del equipo directivo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, CDTI, dependiente del Ministerio de Industria y Energía, como subdirector”, una época en la que logró numerosos éxitos significativos.
A partir de 1987, Manuel regresó al sector privado, dirigiendo programas tecnológicos europeos del Grupo Amper. En 1990 formó parte del equipo directivo de la Fundación Cotec, donde asumió durante 23 años las responsabilidades de promoción y coordinación de sus proyectos empresariales.
Desde su punto de vista, España necesita multiplicar el número de empresas innovadoras que sean capaces de duplicar el actual gasto empresarial en I+D y aumentar la importancia en el PIB de los productos de alta tecnología. “Para conseguir esta evolución de nuestra economía, es necesaria una mejora de la educación, la implicación del sistema financiero y el fomento de emprendimiento innovador y tecnológico”, concluye.