La nevera

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Existen inventos de la Ingeniería que son imprescindibles pero de los que desconocemos su procedencia. Uno de ellos es la nevera. Este electrodoméstico es el resultado de siglos en búsqueda de métodos para la refrigeración con fines alimentarios, médicos o industriales. Más de 100 años nos separan de la primera nevera. Antes de su invención y evolución, las formas de enfriar los alimentos eran tradicionales y pertenecían al saber popular.

REFRIGERACIÓN NATURAL

Las técnicas utilizadas para el enfriamiento mediante el uso de los recursos naturales están documentadas desde el año 1000 antes de Cristo. Una de las más habituales era la colocación de los víveres en el cauce de arroyos, cuevas, pozos o similares que estuviesen a baja temperatura. Otra medida, no tanto para enfriar sino para mantener los alimentos en buen estado, era la salazón. De esta manera se lograba que resistiesen las altas temperaturas y durasen varios meses. Esto también afectaba a las matanzas, que se realizaban en otoño para conservar la comida durante más tiempo gracias al frío invernal. Como es lógico, la ausencia de refrigeración afectaba a la propia alimentación.

Otra de las formas más interesantes de refrigeración natural era la construcción de edificios para almacenar el hielo. Desde los yakhchal, una especie de pirámide cónica utilizada en la antigua Persia que permitía conservarlo en pleno desierto, hasta las ‘casas de hielo’ de Mesopotamia o la antigua Grecia, estos edificios mantenían grandes cantidades de hielo y nieve durante el mayor tiempo posible.

LOS NEVEROS

En el siglo XVII ya se apreciaba la importancia de los sistemas de enfriamiento. En España proliferaron los neveros artificiales, edificios similares a los anteriormente descritos para almacenar nieve y fabricar bloques de hielo. Aunque en esta época el disponer de él solo estaba al alcance de los nobles, se creó una profesión en torno a esta labor: la de los neveros. Estos ‘artesanos del hielo’ recogían en primavera la nieve y la llevaban hasta estos pozos excavados en la tierra, donde se prensaba hasta convertirla en hielo que se cubría con paja, hojas o ramas.

Los neveros vendían los bloques, que eran reclamados por sus fines terapéuticos y medicinales. Algunos neveros artificiales se usaron hasta principios del siglo XX.

LA FRESQUERA

Un antecedente similar a la nevera era la fresquera. Con ella se satisfacía la necesidad de poseer un elemento para guardar alimentos en frío en cada hogar. En su origen, las fresqueras eran las habitaciones de la casa protegidas de la luz y el calor que servían como almacén. Pero, más allá de una despensa, el término fresquera evolucionó hasta comprender un bien concreto. Este pasó a significar una caja cuadrada, protegida por una malla metálica y suspendida en la ubicación más fría de la casa, en cuyo interior se colocaban los alimentos.
Más tarde, la fresquera se asemejaría a una especie de mueble de madera con interior de zinc donde se guardaban y conservaban bloques de hielo. Sin embargo, este modelo no contaba con drenaje para el agua ni circulación del aire, por lo que resultaba poco higiénico. Habría que esperar unos años más hasta que los primeros diseños de nevera tal y como los conocemos llegasen al mercado.

NACIMIENTO DE UN MODELO

En el siglo XIX la humanidad dio pasos agigantados para lograr un sistema útil de generación de frío. En esta época los inventores perfilaron algunos de los diseños más importantes que han servido de base para los frigoríficos del presente. La revolución era imparable y en ella la Ingeniería tuvo un papel primordial.
El primer prototipo lo originó el inventor americano Oliver Evans en 1805. Evans ideó el uso de un fluido volátil en un ciclo cerrado para lograr un descenso de las temperaturas. Su propuesta, que utilizó éter, no tuvo buena acogida, pero inspiró a los sucesivos emprendedores. Sin ir más lejos, en 1834 Jacob Perkins ganó el título oficial del primer fabricante en patentar una máquina de hacer hielo. A él le siguió el doctor John Gorrie, que en 1851 obtuvo la patente de creación de su sistema para hacer hielo mediante descompresión de gas, con el objetivo de tratar mediante el frío a sus pacientes de fiebre amarilla. Sin embargo, su artilugio no contó con demasiado éxito en su venta. Al contrario, fue ridiculizado y caído en desgracia.

La última de las grandes invenciones y actualizaciones de la nevera en el siglo XIX provino de Carl Von Linde, ingeniero alemán que en 1876 registró como suyo el proceso de licuado del gas. Fue este el primer antecesor del electrodoméstico tal y como lo conocemos en la actualidad.

ENTRADA EN EL HOGAR

El paso a la comercialización de la nevera desde la industria hasta el hogar estaba cerca. Para ello era necesario ajustar el diseño de las máquinas a nivel doméstico y eliminar de su fabricación aquellos elementos dañinos para la salud. En este sentido, los refrigerantes como el amoníaco que se empleaban en las neveras industriales tenían un alto poder corrosivo incompatible con el guardado de alimentos. Por tanto, la entrada al hogar de la nevera fue un acontecimiento mundial y se transformó en un bien de consumo primordial en el siglo XX.
La primera compañía en vender la nevera fue General Electric en 1911, con el diseño de Marcel Audiffren para su compañía American Audiffren Refrigerating Machine Company. Sin embargo, su elevado precio la hacía inaccesible para la mayoría de la población. Otro de los prototipos más afamados fue el Domelre, que se ofertaba en 1913 y constaba de un congelador interno.

Así, la competencia dio lugar a modelos cada vez más asequibles y funcionales como Kelvinator y Servel. Las marcas Frigidaire, Kelvinator, Electrolux y General Electric disputaron una carrera para producir sistemas tecnológicos cada vez más prácticos, como el frigorífico de absorción, que requería electricidad, gas o keroseno como fuente de alimentación, o el frigorífico refrigerado por aire.

DISEÑO E INNOVACIÓN

A partir de los años 50 y debido a algunos accidentes en los hogares causados por las neveras, se eliminaron muchas de las sustancias nocivas empleadas hasta entonces como refrigerantes. De esta forma, se pasó a utilizar el freón, que también se prohibió en 1987 hasta llegar a los hidroclorofluorocarbonos que se aplican hoy. En el siglo XX la nevera fue fuente de innovación y diseño. Como muestra, la marca Frigidaire creó en el 58 el primer frigorífico frostless, que producía menos hielo. Además, se introdujeron en ella materiales nuevos como el acero inoxidable. En la actualidad, muchas de las compañías originarias de neveras existen de una u otra forma.
Las últimas innovaciones son sistemas inteligentes, como pantallas táctiles que permiten la conectividad entre dispositivos, organizar comidas, reponer los alimentos y reconocer a sus propios usuarios.