Recientemente, el Gobierno ha convocado el ‘Plan Estatal de Vivienda 2018-2021’, que amplía las ayudas a la rehabilitación, una imprescindible necesidad habida cuenta del estado y situación del parque inmobiliario. Esta noticia, que debería suponer también una alegría para los ingenieros industriales por las posibilidades que se abren a nivel laboral, me da la oportunidad de explicar la batalla que comenzó en el año 1999 con la publicación de la ‘Ley de Ordenación de la Edificación’ (LOE) y de exponer por qué reclamamos que se aplique correctamente la ‘Ley de Rehabilitación, Regeneración y Renovaciones urbanas de 2013’ (LRRR), ambas normas palmariamente injustas y protectoras del gremio de los arquitectos, menospreciando a los ingenieros industriales y a muchas otras ingenierías en el ejercicio de nuestra profesión.
A continuación, expondré los motivos por los cuales estas dos normas nos afectan de forma muy negativa:
– Ley de Ordenación de la Edificación
Establece, dentro de las diferentes tareas que supone la construcción de un edificio, qué profesionales tienen atribuciones para hacer según qué tipos de trabajos.
En nuestro caso, esta ley señala que los ingenieros industriales únicamente podemos firmar edificaciones del ámbito de la Ingeniería o las no específicamente clasificadas, pero, aunque anteriormente a esta ley podíamos realizar muchos de estos tipos de trabajos, actualmente estamos vetados para realizar edificios de tipo residencial, administrativo, sanitario, religioso, docente y cultural, simplemente porque el legislador ha utilizado como criterio discriminatorio el “uso de los edificios”. No debería ser este el parámetro a tener en cuenta sino la seguridad, dificultad de ejecución, explotación, habitabilidad, confort, calidad de vida, demanda energética o afecciones medioambientales, entre otros.
Quiero dejar absolutamente claro que los ingenieros industriales no solo hacemos las instalaciones de los edificios. Tenemos un papel fundamental en el diseño, ejecución, gestión, organización y explotación de los edificios y su funcionamiento. El aducido criterio del diseño no se sostiene, puesto que este último es simplemente uno más de todo el conjunto de elementos que forman parte de una edificación.
Por otra parte, hay que distinguir claramente entre uso y usabilidad. La LOE, de forma absurda, se enfoca al uso de un edificio y no a su usabilidad, que significa que los edificios cada vez están más enfocados a su cometido y utilidad, son más tecnológicos y complejos. Por eso no hay ninguna profesión que pueda arrogarse en exclusiva esta competencia, siendo necesaria la participación de equipos multidisciplinares dirigidos por el profesional más capacitado para ello, que no es ninguno en particular.
Además, la ley es completamente asimétrica entre arquitectos e ingenieros industriales. Los primeros pueden firmar edificios e instalaciones del mundo de la Ingeniería, aún sin tener preparación ni conocimientos para ello y, sin embargo, los ingenieros industriales, según esta normativa, solo podemos actuar en nuestro campo y en nuestra especialidad.
– Ley de Rehabilitación
En este caso, la ley señala que los Informes de Evaluación de Edificios (IEE) los realizarán los profesionales competentes según la ‘Ley de Ordenación de la Edificación’. El espíritu de la norma es abrir el espectro de profesionales competentes lo máximo posible, sin embargo los tribunales están aplicando la ley de forma restrictiva, utilizando de nuevo el criterio del “uso de los edificios”. Esto es una aplicación sin sentido de la norma que vulnera el derecho de los ingenieros industriales a ejercer plenamente su profesión.
Pero es que además, esta ‘Ley de Rehabilitación’ estableció que los ministerios de Fomento y de Energía publicarían una ‘Orden Ministerial’ que determinaría qué otros profesionales son competentes para realizar los informes de evaluación de edificios.
Cuatro años después, seguimos esperando la redacción de esta orden que posibilitaría que otros profesionales pudiéramos desempeñar nuestro trabajo. El incumplimiento de sus obligaciones por parte de la Administración también está perjudicando seriamente a los ingenieros industriales y al conjunto de la sociedad.
EL PANORAMA DE LA INGENIERÍA INDUSTRIAL
Esta realidad que vivimos es ridícula y absurda. Un ingeniero industrial puede concebir y elaborar el proyecto de la más eficiente fábrica de vanguardia 4.0 pero no puede firmar una escuela o un edificio administrativo o un Informe de Evaluación de un Edificio (IEE). Se plantean situaciones tan irrisorias como las siguientes:
– Un ingeniero puede firmar un taller mecánico con sus correspondientes máquinas pero, si este simplemente se titula “Escuela-Taller”, aun siendo el mismo, podría tener problemas para dicha firma.
– Un despacho de consulta médica para un médico tiene que ser firmado por un arquitecto y, ese mismo despacho, si en la puerta pone otro concepto distinto, aún siendo el mismo despacho, la Normativa lo trata de forma completamente diferente.
– ¿Qué pensaremos sobre la realidad de que un ingeniero puede firmar un proyecto de un trasatlántico que es una ciudad completa flotando y moviéndose y no pueda firmar una vivienda?
Y un ejemplo en sentido contrario:
– ¿Qué conocimientos tiene un arquitecto para poder firmar una planta automovilística o una plataforma petrolífera o una central térmica?
Podría poner una infinidad de ejemplos del absurdo de esta Normativa que resulta completamente irracional.
Tanto la Unión Europea como la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia han hecho innumerables recomendaciones para potenciar la competencia y para hacer interpretaciones de las normas más aperturistas y racionales. Los trabajos deben ser realizados por los profesionales adecuados y con los correspondientes conocimientos y capacitación.
Tenemos que adaptarnos a las nuevas tecnologías, trabajar en equipos complejos y multidisciplinares. El trabajo es colaborativo y es importante que los profesionales trabajemos en entornos de libre competencia.
Confiamos y estamos seguros de que nuestra capacitación es necesaria para situar a la sociedad y economía en la frontera de la innovación y en todo lo que tiene que ver con la Industria actual, del 4.0. Queremos el progreso social en diálogo con todos. Ofrecemos nuestra cualificación, reconocida y demostrada durante generaciones.