Fernando Acosta Martínez, natural de Las Palmas de Gran Canaria, encontró en su afición a la Fórmula 1 una interesante salida profesional como ingeniero. Tras especializarse en la Universidad Oxford Brookes gracias a la beca Fernando Alonso, ha terminado compartiendo equipo con el piloto español en McLaren. Su misión es optimizar la alta tecnología que se encuentra en un coche de carreras y asegurarse de que funciona perfectamente.
¿De dónde viene su afición por la Fórmula 1?
Siempre me gustó este deporte, aunque fue hacia el final de la carrera, momento en el que estuve explorando a qué sectores podría dedicarme profesionalmente, cuando comencé a sentir un verdadero interés por toda esa parte técnica y tecnológica de la Fórmula 1. Por eso, me fui un año de intercambio a Madrid a formarme y a trabajar en un proyecto de Formula Student y, finalmente, acabé descubriendo que me ilusionaba este sector.
¿Ha sido un proceso difícil llegar hasta McLaren?
No ha sido del todo fácil y no todo han sido alegrías, pero en cómputo general estoy bastante contento. Estar aquí es una experiencia positiva, donde prácticamente todos los días aprendemos algo nuevo y resolvemos problemas realmente complicados que presentan un verdadero desafío técnico. Pero también ha habido momentos duros en el camino en los que he llegado a plantearme si seguir o no, aunque al final hay que pensar cuáles son los objetivos que te has propuesto y seguir luchando hasta conseguirlos.
¿Cuál es el papel de un ingeniero en un equipo de Fórmula 1?
Existen ingenieros en todas las áreas, como en el departamento de aerodinámica, de electrónica, de suspensión, de diseño, etc. Yo estoy en el de control de sistemas, donde nos encargamos de que cada uno de los sistemas que están integrados en un Fórmula 1 funcionen a la perfección. Estos mecanismos son como pequeños cerebros dentro del coche que le ayudan a que tome ciertas decisiones por sí mismo.
¿Cree que la tecnología influye más en el resultado final de una carrera que las habilidades del propio piloto?
Desde luego. La Fórmula 1 va mucho más allá que la competición entre pilotos. Siempre ha sido así, pero en los últimos años la tecnología ha cobrado una relevancia mayor. Se trata de equipos que compiten entre ellos con diferentes estrategias para, después de un año de trabajo, lograr bajar dos décimas de segundo de una vuelta de un minuto y medio. Al final, lo espectacular de la Fórmula 1 es que estamos compitiendo muchos grupos de ingenieros tratando de llevar el coche al máximo el mayor tiempo posible. Cuando varios equipos punteros están consiguiendo unos tiempos prácticamente iguales, quiere decir que todos están confluyendo en un nivel óptimo del coche y poniendo la tecnología al límite.
Entonces, ¿gana el equipo que tenga más recursos económicos para invertir en ingenieros y en tecnología?
Sí, siempre ha sido así, aunque no es una regla de tres directa. No por tener dinero vas a ganar, pero si tienes recursos económicos y, además, atención al detalle y disciplina, tienes muchas posibilidades de tener éxito.
Desde su perspectiva, ¿cómo se vive una semana de carreras dentro y fuera del box?
Todo empieza bastante pronto. Mientras se prepara el box a principios de semana, los ingenieros tenemos algo más de tiempo en fábrica para establecer con qué tipo de configuración se va a competir, algo que puede hacer que un coche sea muy diferente al del gran premio anterior. El viernes es sin duda el día más duro porque tenemos los entrenamientos libres y el coche está entrando y saliendo del box continuamente mientras realizamos continuos ajustes y buscamos lo que nos va a dar un mejor resultado en carrera. Durante el sábado ultimamos los detalles, comprobamos el pronóstico del tiempo y vamos refinando el reglaje para las tandas de cronos, que determinan las posiciones de salida de la carrera. Tras esto, el coche se va a una zona en la que no se puede tocar y la configuración que lleva es la que se queda. El día más tranquilo es el domingo porque es cuando menos trabajo podemos hacer los ingenieros.
¿Cómo se vive el momento de la carrera?
Normalmente estamos en una sala donde monitorizamos el coche a tiempo real y donde podemos contrastar el feedback del piloto con los datos que llegan. Se vive de forma intensa porque es cuando se reparten los puntos y donde se comprueban los resultados. Todo lo que ocurre el domingo va a tener un gran impacto, ya que cualquier falta de información o problema va a tener una repercusión doble por el hecho de no poder solucionarlo hasta el próximo gran premio. Por todo ello, el nivel de responsabilidad es muy alto.
¿Cuál es la parte más dura del trabajo de un ingeniero dedicado a la Fórmula 1?
La parte más dura es lidiar con cualquier pequeño problema o imprevisto que puedan surgir. Puede ocurrir que de repente no estemos entendiendo lo que ocurre dentro de nuestros sistemas y tengamos que revisar de manera urgente los controles para averiguar qué pasa con los datos. El nivel de intensidad y estrés es alto porque la excelencia es muy alta en la Fórmula 1.
¿Y la más satisfactoria?
Lo mejor sin duda es cuando llegan los buenos resultados y compruebas que el fruto de tu trabajo se traduce en puntos para el equipo.
¿Cómo es trabajar con el piloto Fernando Alonso?
Es bastante interesante. Fernando Alonso suele ofrecernos un feedback bastante técnico muy útil para evaluar el estado del coche en cada momento. También es un piloto amigable y correcto en el trato que he tenido con él, aunque pasa poco por la fábrica porque no le gusta mucho el simulador.
¿Es demasiado intenso el puesto de ingeniero de Fórmula 1 como para continuar en ello durante muchos más años? ¿Dónde se ve en el futuro?
Me gustaría volver a España a trabajar en algún momento. La Fórmula 1 es una profesión muy bonita y realmente interesante, pero el grueso de esta industria está aquí, en Inglaterra, y requiere unos sacrificios que no sé si estaría dispuesto a realizar durante toda mi vida. La Ingeniería es bastante amplia y todo lo que aquí he aprendido se puede aplicar en muchos tipos de industria y en muchos sectores.