El sector de la Construcción se identifica con el conjunto de operaciones y/o actividades que se realizan para erigir un edificio, una infraestructura pública, una planta industrial o cualquier otro alzamiento de acuerdo con el diseño o determinación realizado previamente por técnicos especializados en el campo de la Ingeniería.
La Construcción representa uno de los sectores que, actualmente, se relaciona con una elevada cantidad de ámbitos productivos debido a que cuenta con una alta capacidad de conexión con un gran número de actividades, que abarcan desde la fabricación de materiales hasta trabajos con inmobiliarias o seguros.
Este campo, a pesar de estar compuesto por acciones muy heterogéneas, se puede clasificar en dos grandes grupos muy concretos. El primero afecta a las Obras Civiles, refiriéndose a las infraestructuras promovidas por el Estado y determinadas, en cierta medida, por las opciones políticas de las Administraciones Públicas, que programan y toman las decisiones oportunas. La inversión pública es la fuente de explotación utilizada para sufragar dichas obras. Por otro lado, se encuentra la Edificación, que consiste en estructuras cerradas con dotación propia de servicios. Se divide, grosso modo, en residencial, con el objetivo de servir de vivienda a la población, y no residencial.
HISTORIA DE LA CONSTRUCCIÓN ESPAÑOLA
La Industria de la Edificación, según análisis y datos actualmente vigentes, mantiene siempre un comportamiento cíclico en las economías de mercado de cualquier país pero, centrándonos en el caso español, las fases de expansión vividas en la rama de la Construcción han dado lugar, posteriormente, a un estancamiento y, por último, a un desplome de la actividad.
En España, las fases de máximo esplendor constructor corresponden a los períodos de aumento del producto interior bruto (PIB) y viceversa. En este sentido, antes de la última crisis, entre 1981 y 2005, fue cuando se produjeron los dos grandes momentos de crecimiento, uno comprendido entre los años 1985 y 1991, y otro de 1994 en adelante.
En la actualidad, esta industria representa un papel preponderante, ya que ha marcado una etapa de crecimiento económico a finales del siglo XX con un promedio anual superior al 20%. Estos datos compartieron protagonismo con la creación de empleo en el sector de la Construcción, donde se alcanzaron cifras de más de seis millones de puestos de trabajo, un 23% del total.
A pesar de ello, la Construcción va ligada a un perfil de trabajador poco cualificado, con unas condiciones precarias e inestables y sometido a la temporalidad de los proyectos, produciendo un impacto gravemente negativo en el mercado laboral. Estos factores producen también una inestabilidad en el sector que afecta también a su tejido empresarial, donde coexisten un reducido grupo de grandes empresas y una amplia pluralidad de pequeñas entidades que se encuentran en grado de vulnerabilidad.
Con el comienzo de la crisis, desde 2007 se han perdido en torno a 1,4 millones de empleos en este área, incluyendo los correspondientes a la Industria auxiliar, así como unas 250.000 empresas, más del 30% de las que existían en ese mismo año.
LA COMPARATIVA MUNDIAL
Si tenemos en cuenta el ránking internacional del sector de la Construcción según la calidad o volumen de sus infraestructuras en el período 2015-2016, observamos cómo España se encuentra en el puesto décimo tras lugares como Hong Kong, Singapur, Emiratos Árabes Unidos y algunos de sus socios europeos. Esta posición difiere a la del año 2000, cuando España ocupaba el primer puesto del ránking de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), con un peso en el VAB (Valor Agregado Bruto) del 10,1%. Esta caída pudo deberse, entre otros aspectos, a la reducción de la inversión pública en infraestructuras.
Sin embargo, en cuanto al liderazgo empresarial mundial en el sector, España y China se colocan en la cima del listado de las 250 empresas constructoras más importantes del mundo, según la publicación anual de la revista ‘Engineering News Record’, en su edición del año 2016. No obstante, el país que más entidades reúne en esta clasificación es China, que posee 63 compañías constructoras, seguida de Estados Unidos con 32 e Italia con 14. España cerraría los cuatro primeros puestos con 11 empresas en su poder.
LAS GRANDES EMPRESAS CONSTRUCTORAS QUE NACIERON EN ESPAÑA
Entre los años correspondientes al inicio de la Primera Guerra Mundial y la década de los 50 nacieron la mayor parte de las empresas constructoras españolas consideradas como las más importantes del sector, aunque la mayor afluencia de creación se produjo desde finales de los años 20 hasta mediados de los años 40.
El incentivo de aparición de estas empresas está vinculado con la dictadura de Primo de Rivera y a su política de obras públicas llevada a cabo a partir del año 1926, además de tener relación con la posterior reconstrucción del país y los planes de industrialización autárquica de los vencedores de la Guerra Civil.
La causa principal del nacimiento de las empresas constructoras que empezaron a formarse en este lapso de tiempo no era la construcción, sino más bien la obra civil y la edificación no residencial y, con el paso del tiempo, fueron ampliando sus actividades hasta completar un amplio abanico de servicios.
De todas las compañías que fueron surgiendo, un alto porcentaje no pudo afrontar una diversificación de proyectos a otros ámbitos, y solo unas pocas lograron posicionarse en sectores tan diversos como los servicios urbanos, la fabricación o el comercio, destacando la entidad catalana FOCSA, pionera en este sector, o la madrileña Construcciones y Contratas. Ambas empresas se fusionaron en 1992, dando lugar a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).
En conexión a este tipo de evoluciones fue apareciendo un nuevo fenómeno de creación de constructoras por parte de importantes grupos empresariales para atender requerimientos de servicios de obra. Además, la presencia de bancos como parte capital fundacional de estas sociedades era visible, ya que eran imprescindibles para cubrir las necesidades de gran volumen de fondos. Un caso que sobresale en esta situación es el de la compañía Dagrados, que tiene como accionista principal al Banco Central desde su fundación en 1941 hasta 2002, año que pasó a formar parte del grupo ACS.
CREACIÓN DE LA AECI
Desde finales de la Guerra Civil y durante la dictadura franquista, debido al gran crecimiento de las empresas constructoras originadas tras la fuerte demanda interna, tanto pública como privada, nació SEOPAN, una asociación empresarial, sin ánimo de lucro, que constituyó sus bases en 1957 y que ha contado a lo largo de su historia con una amplia cantidad de empresas del sector de la Construcción, entre las que se encuentran grupo Acciona o Abertis Autopistas España.
En el seno de SEOPAN se impulsó la formación de una comisión especializada en las actividades que se realizaban en el exterior del país, denominada Comisión de Mercado Internacional. Su misión principal era apoyar y fortalecer la estrategia de salida al exterior de las empresas constructoras españolas. En el año 1976 esta comisión se transformó en AECI (Asociación de Empresas Constructoras de Actividad Internacional) y de ella formaron parte inicial las 15 empresas más notorias y punteras de ese momento, especializadas en edificación y obra civil en España y en el extranjero.
AECI realizaba un cometido fundamental para estas empresas, como fue el apoyo de sus intereses en labores de estudio y prospección de mercado en países en los que había mayor demanda de trabajo. Sus servicios principales eran canalizar, coordinar y distribuir la información necesaria a las compañías españolas, además de los contactos necesarios para comenzar la unión extraterritorial y salvaguardar, a su vez, su reputación. Además, esta asociación colaboraba con el Gobierno español vigente, que delegaba las labores de promoción y prospección de mercados en las misiones oficiales de carácter sectorial que iban surgiendo.
EDIFICACIÓN: HISTORIA DE LA LOE
A partir del año 1975 comenzó a regularse el sector de la Edificación con la creación de las normas técnicas conocidas como MV, competencia del Ministerio de Vivienda. Esta reglamentación, a su vez, fue ideada por la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Gobernación, institución constituida en el año 1937.
Estos códigos fueron modificados y denominados como ‘Normas de la Edificación’ (NBE) en 1977 cuando el Gobierno creó un marco unificado para toda la normativa que estuviese vinculada con la Edificación, siendo de obligado cumplimiento. Además, anexas a estas reglas, se encuentran las NTE (Normas Tecnológicas de la Edificación), exentas de un uso imperativo pero que servían como desarrollo operativo de las NBE.
Años más tarde, en 1999, se constituye la LOE (Ley de Ordenación de la Edificación), respondiendo a la necesidad de actualizar las leyes que, desde 1977 con las NBE, habían sido poco precisas. Esta última modificación había sido necesaria debido a que la Construcción y la Edificación comenzaban a ser uno de los principales sectores económicos de España.
El Código Técnico de la Edificación (CTE) viene a configurar las especificaciones de los objetivos de la LOE y a convertir al lenguaje técnico estas aspiraciones. Esta actualizada normativa comienza a desarrollarse en diferentes ámbitos de aplicación como obras de nueva planta, de ampliación, modificación, reforma, rehabilitación y de intervención total.
Igualmente, el CTE compacta y define tres grupos de usos para las construcciones, clasificadas en: usos administrativos, sanitarios, docentes y culturales; usos de la Industria, como puede ser Naval, Ingeniería o Energía; y el tercer grupo para las demás edificaciones.
Dentro de esta legislación se pueden acoger, por otro lado, hasta ocho tipos diferentes de agentes, cada uno con sus relativas responsabilidades y obligaciones, como son promotores, constructores, proyectistas, directores de obra o de ejecución, entidades y laboratorios de control de calidad, agentes suministradores de productos y propietarios y usuarios.
El CTE se publicó finalmente mediante el Real Decreto 314/2006 de 17 de marzo y, a partir de entonces, se han sucedido diversas actualizaciones en base a los cambios pertinentes en la sociedad, así como el sector de la Construcción y la Edificación.
OPORTUNIDADES PARA EL SECTOR
La Construcción en España tiene previsto crecer en el año 2017 hasta un 3% respecto a 2016, según un informe de la compañía Crédito y Caución. La recuperación y la estabilidad que comenzó a vivirse en el año 2016 va a continuar gracias al aumento de las inversiones extranjeras en construcción y al incremento de la confianza por parte de las empresas.
Dentro del sector, las áreas residencial y comercial son las que van a experimentar un mayor cambio en las cifras, mientras que la Construcción Pública y la Ingeniería Civil se van a mantener sin demasiados desajustes. Es por ello que, a raíz de esta mejora, se plantean diversos retos y oportunidades para la Construcción, que sirven de ancla para seguir creciendo exponencialmente y mantener los datos positivos actuales.
La primera está enfocada a las infraestructuras de producción, transporte y almacenamiento de energía. A esto se le suman los actuales retos basados en los compromisos de reducción del consumo energético o la preocupación por una sostenibilidad adecuada, además de la seguridad del abastecimiento.
En cuanto a las infraestructuras de transporte, desde la entrada de España en el seno de la Unión Europea, el progreso de las proyectos de construcción viales se ha visto favorecido por la participación de los Fondos Estructurales comunitarios.
Por su parte, la tercera oportunidad se centra en infraestructuras para la sociedad de la información. La comunicación y el sector de las tecnologías están desarrollándose año tras año de manera positiva, por lo que su mejora resulta clave, ya que incide directamente en el sistema productivo y la recuperación del crecimiento del ámbito económico.
ACTUALIDAD*
Según datos de 2016, la inversión en obras públicas de ACS creció el pasado año a un ritmo del 10% y ocupa el 94% de su facturación global. Este porcentaje se tradujo en un total de 48.872 millones de euros. La segunda constructora española en la escala según su grado de internacionalización es Ferrovial. Sus trabajos en el exterior, que supusieron el 82% de su recaudación total, le han procurado a Ferrovial una suma de 7.811 millones de euros.
En cuanto a Acciona, OHL y FCC, sus inversiones en obras públicas en el extranjero representaron, respectivamente, el 78%, 81% y 76% del volumen total de sus negocios. En primer lugar, Acciona obtuvo por sus trabajos internacionales una cifra de 5.611 millones de euros. Además, en el pasado ejercicio incrementó su presencia en el exterior en un 48% respecto a los años previos. Por su parte, OHL bajó la actividad externa, con lo que facturó un total de 4.799 millones. FCC también redujo esta inversión, pero obtuvo de ella 3.726 millones.
Por último, Sacyr se encuentra a la cola del ranking de internacionalización de constructoras españolas. La empresa, con un 83% del total de sus beneficios provenientes de sus obras en otros países, reunió una suma por ellas de 3.560 millones de euros. La mayor parte de las construcciones adjudicadas a empresas españolas en el contexto internacional fueron las dedicadas a la creación de autopistas.
Por otro lado, las ciudades de España que en 2017 están contando con un mayor empuje del sector, destacan Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga. Además, comunidades autónomas como Islas Baleares han fundado 44 empresas por cada 100.000 habitantes en lo que llevamos de año, seguida de Madrid con 42 y Cataluña con 40 en total.