El mercado laboral vive inmerso en un periodo de globalización. Las políticas de la Unión Europea en materia de educación superior están dirigidas a favorecer una mayor movilidad entre los profesionales de los países comunitarios. Pero esto no es exclusivo del ámbito europeo. Fuera de Europa las estancias internacionales de empleo aportan calidad y suponen un valor añadido en la práctica profesional, tanto a nivel individual como global.
En el caso de la Ingeniería, el acceso a la vida laboral está condicionado por varios modelos que aseguran la puesta en práctica de los estudios. El proceso para la empleabilidad y capacitación de los ingenieros varía según la normativa de cada país. Mientras que en unos este hecho requiere de la certificación de habilidades y experiencia acumulada, en otros solo es necesario contar con una titulación universitaria que acredite la finalización de los estudios.
La certificación de competencias profesionales es un tema de suma importancia, debido a que la disparidad de los métodos actuales genera desigualdades en cuanto a las competencias profesionales de cada trabajador. Este tema resulta de especial interés para los jóvenes titulados que, según el entorno legislativo en el que se encuentren, les será más o menos fácil tener una movilidad internacional real. A grandes rasgos, existen a nivel global tres formas de llegar al ejercicio profesional de la Ingeniería: mediante licencia, a través de acreditación profesional y con la titulación universitaria.
En España han surgido dos organismos privados de especial importancia que se dedican a la acreditación de competencias profesionales de la Ingeniería, como son la Asociación de Ingenieros Profesionales de España (AIPE) y la Agency for Qualification for Professional Engineers (AQPE). A continuación, se realiza un esbozo de las características principales de cada forma de certificar la profesionalidad y facilitar el empleo en la Ingeniería que se llevan a cabo en la actualidad.
LA LICENCIA PROFESIONAL
La licencia profesional es el título más prestigioso para dar paso a la labor profesional de los ingenieros. Es el sistema utilizado en países como Estados Unidos, Canadá y Japón. Su buena aceptación mundial se debe a que esta licencia, protegida por la ley, asegura una actualización constante de los conocimientos y un nivel de excelencia de su poseedor.
En Estados Unidos los estudios universitarios tienen un carácter de referencia, pero no son suficientes para poder desempeñar sus atribuciones profesionales completas, ya que éstas se encuentran reguladas y especificadas según cada obra y proyecto. En este modelo en concreto, la Administración es la principal encargada de asegurar que los técnicos que participan en el desarrollo de edificaciones que supongan un riesgo para la vida de las personas (como son los campos de salud y seguridad pública) sean llevados a cabo por los ingenieros mejor preparados.
La licencia profesional se adquiere mediante la práctica tutorizada y certificada. Por tanto, la experiencia es clave para obtenerla. Son los organismos de los distintos estados los encargados de otorgar el título de ingeniero profesional, previa aprobación de un examen tras la superación del período práctico. La mayor ventaja de este sistema es que los ingenieros profesionales, a diferencia del resto, son los únicos que tienen atribuciones profesionales y exclusividad.
Al mismo tiempo, estos expertos se agrupan en Instituciones de ingenieros profesionales que instan a la mejora continua de sus miembros. Esta figura goza de gran prestigio debido a su alta formación y especialización, y son muy demandados incluso para puestos sin atribuciones de la Ingeniería o específicos de su área. Cabe destacar que los ingenieros profesionales adquieren junto a la licencia ciertos compromisos con la sociedad, como son entre otros la actitud constante de superación o la renovación periódica de su título para contribuir al progreso de la sociedad y de su campo.
Los mayores organismos que expiden las licencias a los ingenieros profesionales son el National Council of Examiners for Engineering and Surveying (NCEES) de Estados Unidos y el Canadian Engineering Acreditation Board (CEAB) de Canadá.

LA ACREDITACIÓN PROFESIONAL
El segundo modelo de certificación de profesionalidad de la Ingeniería es el de la acreditación profesional. Este sistema, utilizado en Reino Unido, Australia y China, entre otros países, predispone la acreditación como un ‘plus’ ante el resto de ingenieros. Su petición es voluntaria, ya que el Estado no les asigna a los ingenieros unas determinadas atribuciones profesionales. Lo que sí está reconocido son tanto los organismos de acreditación de competencias como los títulos que conceden.
Es importante destacar que en los países que se utiliza este modelo no existen colegios profesionales en sí, sino asociaciones profesionales institucionalizadas. Las acreditaciones profesionales son expedidas por entidades privadas, las cuales registran las competencias de los ingenieros y los sitúan en distintos niveles según sus resultados. A diferencia del sistema de licencias, el ingeniero acreditado está reconocido dentro de un área determinada y en una actividad específica.
La muestra principal de cómo se adjudican las acreditaciones la encontramos en Reino Unido. El Engineering Council es el órgano regulador de la profesión de Ingeniería de este país, y su baremo está basado en las competencias que contempla el UK Standard for Professional Engineering Competence (UK-SPEC). El Engineering Council autoriza a una serie de instituciones la evaluación, el registro y la certificación de las actividades profesionales para la expedición del título de Chartered Engineer (CEng), el cual confirma que su poseedor cuenta con todas las competencias estándar en su categoría y especialidad.

LAS HABILIDADES MÁS VALORADAS
En los modelos de licencia y acreditación no solo se valoran la práctica profesional y la formación adquirida. Existen otros parámetros igualmente importantes que van implícitos en la obtención de un título de estas características. La consecución de ciertas habilidades personales es esencial para llegar al ejercicio de la profesión de Ingeniería, ya que se trata de aptitudes muy valoradas para esta clase de trabajos.
Un ejemplo de qué tipo de capacidades son las más requeridas en el perfil de ingeniero son las que se miden en el título de Chartered Engineer de Reino Unido. A la hora de la acreditación, se tienen en cuenta una serie de aptitudes entre las que se encuentran la capacidad de dirección de equipos, un alto nivel de comunicación, la resolución de problemas mediante el uso de nuevas tecnologías, contar con facilidad para desarrollar procesos de innovación y la adopción de responsabilidades laborales y personales dentro de los sistemas de Ingeniería complejos.
DIFERENCIAS NOTORIAS
A pesar de que tanto la licencia como la acreditación son títulos que certifican la excelencia profesional de un ingeniero, existen diferentes matices entre ambos sistemas. La mayor disparidad se encuentra en el papel que juega el Estado a la hora de la asunción de las atribuciones profesionales que corresponden a los dueños de ambas credenciales.
En el modelo americano de licencias es el mismo órgano de gobierno el que decide qué papel juegan los ingenieros profesionales en el desarrollo de ciertas obras. Esto se debe a que se necesita garantizar que los proyectos cuentan con gran seguridad para la vida de las personas. En este caso, los ingenieros profesionales cumplen con su cometido. Solo aquellos que hayan obtenido la licencia legal mediante el proceso de formación y práctica tutorizada pueden llevarlos a cabo.
En cuanto al método de las acreditaciones, en Reino Unido no existe ninguna atribución profesional específica por parte del Estado hacia los ingenieros. Los Chartered Engineers, aquellos con certificaciones que figuran en el registro del Engineering Council, pueden asumir cualquier cargo de responsabilidad dentro o no de sus especializaciones. Aunque sus títulos están protegidos por la ley y son una ventaja ante el resto de profesionales de su sector, no es necesario por parte de las instituciones que sean los Chartered Engineers los que intervengan en las obras o proyectos.
EL MODELO ESPAÑOL
El camino para llegar al ejercicio profesional por parte de los ingenieros españoles es diferente a los dos anteriores. En España las atribuciones profesionales están ligadas en exclusiva a la titulación universitaria obtenida. Es por ello que un joven graduado en Ingeniería puede tener las mismas responsabilidades que un ingeniero sénior. Esto no es habitual en la práctica laboral, en la que la experiencia es determinante.
En primer lugar, este modelo basado en exclusiva en la titulación universitaria no ayuda a la ordenación de la profesión. A pesar de que el Estado legisla sobre las atribuciones de los ingenieros, no se facilita su tutorización ni especialización concreta tras pasar el periodo estudiantil. La carencia de un sistema que valore e impulse la adquisición de habilidades, competencias y experiencia supone una dificultad a la hora de distinguir a los mejores profesionales y reconocer su bagaje.

Aunque en España existen los colegios profesionales, estos organismos no tienen el poder para formar ni tutorizar a los ingenieros durante su desarrollo laboral. Si bien la colegiación es obligatoria para poder ejercer como ingeniero, solo es necesario estar en posesión del título universitario adecuado. El sistema de acceso a la profesión a través de la titulación universitaria se da, además de en España, en una gran cantidad de países de América Latina.
NUEVO SISTEMA
Aunque la figura del ingeniero está regulada en España, es evidente el escaso protagonismo que se da a los colegios profesionales para la confirmación y puesta en valor de sus competencias. Por eso mismo, no existe una distinción entre quienes ostentan un título universitario de Ingeniería de aquellos que han adquirido y desarrollado aptitudes y experiencias especiales.
Para incrementar la confianza en los ingenieros y asegurar la calidad de los trabajos bajo su dirección, han surgido en España dos organismos privados auspiciados por los colegios profesionales que se dedican a la acreditación, la Asociación de Ingenieros Profesionales de España (AIPE) y la Agency for Qualification for Professional Engineers (AQPE). Su objetivo principal es convertirse en una referencia en España para la confirmación de las competencias de Ingeniería. Estas entidades nacen siguiendo la estela del modelo inglés de acreditaciones.
CATEGORÍAS Y COMPETENCIAS
El modelo común que defienden AIPE y AQPE está basado en la normativa ISO 17024 y mide dos criterios principales: la experiencia profesional y la formación permanente. Este baremo contempla cinco categorías generales, dentro de las cuales se engloban un total de dieciséis competencias. Según este esquema, las cinco competencias principales que debe tener un ingeniero en mayor o menor grado son: la optimización de la aplicación de la tecnología, el análisis y solución de los problemas, el liderazgo unido a la gestión técnica y comercial, las habilidades interpersonales y el compromiso con los estándares profesionales.
Dentro de cada una de estas parcelas hay detallados varios puntos específicos como son la identificación de oportunidades, la gestión de equipos, la seguridad en el trabajo o la presentación y discusión de propuestas, entre otros. En total, son dieciséis cualidades y aptitudes básicas que valdrán para acreditar la profesionalidad.
El proceso para su obtención consta de una valoración previa, seguida de una entrevista. Con los resultados finales, los ingenieros adquieren uno de los tres niveles de especialización. De menor a mayor grado de profesionalidad, los certificados obtenidos son: Professional Engineer (PE), Professional Engineer Senior (PESenior) y Professional Engineer Expert (PEExpert).
Para disfrutar de las ventajas de este reconocimiento se requerirá la actualización constante de los conocimientos mediante una vigilancia anual para mantener el título y una necesidad de recertificación cada cuatro años. Los tres títulos acreditados van unidos al compromiso del ingeniero para cumplir con un código de buenas prácticas, junto a una vocación de carácter internacional que lo equipare con el resto de ingenieros licenciados o acreditados y a una predisposición al beneficio público como son las administraciones, instituciones, organizaciones o empresas.
FE DE ERRATAS
En el número 4 de la revista Conexión Industriales, página 11, se citaba en el apartado ‘Actualidad’ de la monografía a varias empresas españolas del sector de la construcción y se clasificaban según su grado de internacionalización. En este número se pretende dejar constancia del error de dicha información y se procede a actualizar los datos publicados.
En primer lugar, en el ranking mundial de empresas de construcción destacan seis entidades españolas, a saber: Actividades de Construcción y Servicios (ACS), Acciona, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), Obrascón Huarte Lain (OHL), Ferrovial y Sacyr.
En cuanto al grado de internacionalización de cada una de ellas, ACS se sitúa en el puesto número uno de la lista de empresas constructoras españolas con mayor actividad económica fuera de España. Tras ella, la cartera de obras de Ferrovial la coloca en la segunda posición del ranking. El resto de empresas constructoras españolas, ordenadas de mayor a menor inversión en infraestructuras en el ámbito internacional serían: Acciona, OHL, FCC y Sacyr.